viernes, 13 de diciembre de 2013

Aprendiendo rápido



Siento tener esto tan parado las últimas semanas pero me faltan horas para hacer todo lo que querría. Y lo hemos tenido algo enfermo otra vez. No voy a volver a hablar de la guardería y sus omnipresentes virus, sólo voy a pedir que se cumpla esa teoría con la que me consuelan muchas: que toda la fiebre que está pasando ahora lo convertirá en un niño más fuerte con defensas de hierro. Tiene que haber compensación por algún lado!! Pero no anda sobre bronquitis ni otitis el post de hoy sino de que me he dado cuenta de que en el último mes mi hijo ha cambiado. Sí, ese bebito que aprendía a caminar y a llevar cositas de una habitación a otra, ese renacuajo al que se le pasaban las horas jugando con las pinzas de la ropa, ese mismo está aprendiendo a una velocidad impresionante.

Como buena novata que soy en esto de ser madre, no sabía cuando ni cómo me daría cuenta por ejemplo de que mi hijo entiende lo que le digo. Que lo de repetir "mama", "papa" y "guau guau" lo tuvo claro desde prontito, eso estaba claro. Pero resulta que ya comprende cuando le decimos que coja algo y lo ponga en su sitio, que se lo lleve a su abuelo, que nos de la manita, que toca dormir o tomar la medicina, y así un largo etcétera. Pensadlo un momento. Pasar de hacerlo todo tú automáticamente con él a decirle que haga algo solo y este lo haga es un paso adelante que, sinceramente, cuando lo ves por primera vez te deja con la boca abierta. Por ejemplo con los juegos: Esa piececita que nunca entraba por el agujero correspondiente, la mete bien! Las figuritas de madera  que forman un marco ahora las encaja a la primera en su sitio correcto. Apila los cubiletes uno encima del otro. Y qué decir que cuando llega cualquiera a casa y lo agarra de la mano hasta su habitación, enciende la luz y lo sienta a jugar con él. Es entonces cuando pienso "Espera, esto, ¿desde cuando narices lo hace? ¿¿Tan rápidamente me pasa su vida que ni me entero?? A las madres veteranas os parecerá muy normal tratándose de un niño de 16 meses. Igual hasta alguna cree que esto muchos lo hacen antes, no tengo la menor idea. Pero estoy segura de que cuando os fuisteis dando cuenta de lo que aprendían vuestros hijos, os emocionasteis igual.

Puedes calcular cuando tu hijo aprenderá a leer, a pintar o a sumar 2 + 2. La guardería y el colegio te guían de alguna manera. Pero los instintos básicos aparecen sin avisar. Y cuando crees que sigues hablando "sola", un día repite contigo "caca". Y enseguida piensas "Primer paso para la operación pañal conseguido. Sabemos decir la mitad de la información básica!! Ahora vamos a por el pipí! También te parece que ha llegado el momento de cuidar el lenguaje al máximo delante de él y de no criticar nuuunca a nadie conocido en su presencia. Vale, quizás esto sea para más adelante, pero no hay que olvidarlo, jeje. El caso es que te motivas y te da por enseñarle los colores en inglés mientras le cambias el pañal, que el tiempo es oro.

Y si el niño ha aprendido a jugar con más sentido y a señalarse la nariz, orejas, cabeza, boca, manitas y ombligo (quién no ha gravado a su hijo realizando esta clase básica de anatomía??), también ha aprendido a expresar algo que nos sacará de quicio hasta el extremo. Me refiero al temido y odiado "NO". ¿Por qué antes del sí aprenden el no? ¿Por qué sabes que cuando gira la cabeza con ese ímpetu ya no hay nada que hacer? El caso es que saben perfectamente lo que quieren y cómo conseguirlo. Y esta es una etapa difícil porque los razonamientos y castigos pueden resultar muy poco efectivos al no tener un feedback que confirme que entiende lo que le dices. A saber cómo razonan en su interior todo aquello que viven. Es un misterio... Pero la verdad es que si ellos aprenden, nosotros también lo hacemos. Aprendemos a relacionarnos con ellos, a entenderlos, ayudarlos y a mostrarles que estamos ahí, siempre, acompañándolos en cada paso, incondicionalmente.

Antes de acabar este post, quería hacer una mini reflexión que sé que nos pone un escenario muy, muy lejano a las que somos madres de niños tan pequeños. Cuando veo Hermano Mayor, el momento que más me entristece es cuando veo a los padres mostrando imágenes de sus hijos conflictivos cuando apenas eran unos bebés. Todos nacen siendo criaturas inocentes, inofensivas, tiernas, pura bondad... Quiero pensar que cuando nacen colman de felicidad a unos padres que tienen mil planes para ellos. Planes que seguro pasan por estudiar y llegar a ser personas independientes con un buen trabajo. Pero lo que nos enseñan en el programa (y me consta que son casos reales) son unos chavales violentos y en muchos casos enganchados a las drogas. Me da mucha tristeza pensar que esos chicos fueron bebés como los nuestros y que luego se transformaron. Algunos por culpa de las circunstancias de la vida, otros porque no recibieron la atención que necesitaban por parte de su familia. Pero ninguno estaba marcado al nacer. Todos tenían la oportunidad de escoger otro camino. Porque el tener dinero o no tenerlo no determina que una persona sea buena o mala. La conclusión a la que llego es que tenemos una responsabilidad enorme y que por muchos baches que puedan aparecer en nuestra vida, no hay excusa que valga para dejar de guiar a nuestros hijos. Y la educación es una carrera de fondo, vaya si lo es.

Y como la Carbonero en su criticado post, voy a cambiar radicalmente de tema en mi despedida ;-) En mi próxima entrada, el tema es obligado, la Navidaaaaad!! Este año, nuestro peque todavía no pide nada a los Reyes. Así que volvemos a escoger nosotros por él. No hace falta que os diga que me conformo con que el tamaño de los regalos no supere las dimensiones de nuestro pequeño piso. Que ya hemos perdido un carril de circulación en el pasillo y ni tan siquiera está de camino Papa Noel todavía... Hasta la próxima!!

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